update:August 7, 2025
A special interview for the Toyota Foundation’s 50th year anniversary project
Un reportaje desde Chile

Text written by Michi Kaga
Translated by Naoto Okamura
Traductor de español Boris Sáez
Viaje a Chile

A mediados de enero de 2025, hicimos un viaje a Chile para informar sobre un Proyecto que estaba subvensionado. Vivía en una una zona montañosa de la prefectura de Miyagi, en el norte de Japón, y ese día, quité por tercera vez la nieve acumulada antes de salir hacia el aeropuerto de Haneda, en Tokio.
Con la señora Yoko Niide, colega de la Fundación Toyota, tomamos varios vuelos y unas 25 horas para llegar a nuestro destino. Cuando finalmente aterrizamos en Santiago, la Capital de Chile, tenía las piernas hinchadas. Para mi sorpresa, el sol era fuerte y abrasador, pero el aire era seco e incluso fresco en la sombra. A diferencia del húmedo y caluroso verano de Japón, el de Chile era completamente distinto y agradable.
Lo primero que me sorprendió de Chile fue que el sol se ponía bastante tarde. Una guía turística, no recomendaba salir en la noche, sin embargo aún estaba claro después de las 20 horas, como si fueran las 3 de la tarde, con tiendas y restaurantes llenos. Chile tiene 12 horas menos que Japón, y sufrí el jetlag durante mi estadía, haciéndome difícil recordar a qué hora cenar e irme a dormir.
Al día siguiente, tomamos un avión hacia la Ciudad de Concepción, a unos 500 kilómetros al suroeste de Santiago. Geográficamente, Chile se extiende como una larga y estrecha faja de norte a sur, y como tal, el país tiene clima y vegetación muy diferente de una región a otra. Me puso contenta observar una gran cantidad de plantas y flores que nunca había visto en Japón.

En Santiago, la capital del país, vi algunos árboles entre montañas secas y rojizas y muchos cactus. En cambio, Concepción, que está más alejada del Ecuador, presenta un verdor exuberante gracias al aire húmedo del océano. Por eso, hubo días con bastante frío y necesité abrigarme con ropa de manga larga.
Cuidad de Talcahuano, ubicada en la Provincia de Concepcion
La cuidad de Talcahuano, ubicada en la Provincia de Concepcion, es la sede del proyecto de investigaci6n subvencionado, par el cual realizamos el reporte de viaje. Al igual que Japan, Chile es propenso a terremotos y sufri6 el terremoto de Valdivia de 1960, de magnitud 9,5, siendo el mayor registrado en la historia. Las alas de tsunami que provoc6 este gran evento recorrieron unos 17.000 kil6metros a traves del Oceano Pacifico, alcanzando las costas de Jap6n, causando un gran numero de victimas. El proyecto de investigaci6n busca documentar c6mo las iniciativas de Bosai o Reducci6n del Riesgo de Desastres (RRD) implementadas en Jap6n se comparten con Chile a !raves de la cooperaci6n internacional y c6mo estas han sido adaptadas con el fin de satisfacer las necesidades locales. El Sr. Boris Saez, socio local del proyecto, es el encargado de la prevenci6n de desastres como Jefe del Departamento de Gesti6n del Riesgo de la Municipalidad de Talcahuano. Se ha dedicado a adaptar las iniciativas japonesas de Reducci6n del Riesgo de Desastre a la realidad local de Chile, buscando aumentar la conciencia en los habitantes de Talcahuano sobre la importancia de estar preparados frente a desastres. La Dra. Chika Watanabe, es antrop6Ioga de profesi6n y ha apoyado las actividades del Sr. Sáez.

Tras una entrevista con la Dra. Watanabe y el Sr. Sáez (haga click aquí para acceder a la entrevista), nos llevaron a un restaurante en la Caleta Tumbes, desde donde se podían ver coloridos barcos anclados en el mar hasta donde alcanzaba la vista. La escena era tan pintoresca como un cuadro. Una línea de restaurantes bordeaba la costanera a lo largo de la bahía, convirtiendo este en un destino popular para los turistas que llegan en sus autos desde regiones vecinas.

Los restaurantes que visitamos están dirigidos por mujeres chilenas, la Sra. Ana María Badilla y La Sra. Silvia Sepúlveda quienes aparecen en el documental “Tsunami Ladies” que retrata en intercambio entre sobrevivientes chilenas y japonesas del tsunami de Minamisanriku, en la prefectura de Miyagi, devastada por el tsunami. Nos esperaron en su restaurante y nos sirvieron platos con muchos productos locales del mar. Nos contaron que pasaron dos años reconstruyendo sus restaurantes tras el desastre, y les dijimos que habíamos visitado Minamisanriku un mes antes. Para nuestra sorpresa, descubrimos que ambos conocíamos a la misma persona. Me di cuenta de lo pequeño que es el mundo. Contemplando el vasto océano, pensé en la gran distancia que separa Japón de Chile, pero al mismo tiempo, sentí que ese mismo océano conectaba en cierto modo a los dos países.




Lo que más me impactó de Tumbes, fue que apenas vi señales o rastros del tsunami o desastres del pasado. Si bien esta zona sufrió grandes terremotos y daños provocados por los tsunamis de 1960 y 2010, rara vez vi señales de advertencia sobre los niveles de tsunami o la conservación de edificios o infraestructura portuaria dañadas, el tipo de cosas que uno se encuentra frecuentemente en Japón. A menos que alguien lo mencionara, nunca te darías cuenta de que esta hermosa ciudad portuaria fue realmente dañada por un tsunami. Al preguntarle al Sr. Sáez, nos comentó que muchas personas prefieren no hablar de sus experiencias en desastres por el fuerte deseo de recuperar prontamente su vida normal. Lo mismo se puede decir del borde costero de Talcahuano donde trabaja, apenas vi vestigios del desastre ocurrido hace 15 años. Lo único que vi fue un letrero que describía la catástrofe pasada (Ver la segunda foto abajo) y una señalética que indica la dirección de evacuación en caso de un tsunami (ver la primera foto abajo), ambos elementos que el Sr. Sáez solicitó al gobierno local instalaran. Esta experiencia me ha dejado una fuerte impresión de que los esfuerzos por reconstruir las zonas afectadas por desastres varían de un país a otro y de una región a otra.

Visitamos las casas de dos personas mayores que fueron entrevistadas en el proyecto financiado por la fundación
En el segundo día de nuestro viaje, tuvimos la oportunidad de visitar las casas de dos personas mayores que sufrieron los dos más grandes terremotos de Chile, quienes fueron entrevistados para el proyecto financiado por la Fundación. Para nosotros, que visitábamos por primera vez Chile, resultó una experiencia memorable conocer la vida cotidiana de los chilenos.
Iniciando el proyecto, el Sr. Sáez y la Dra. Jenny Moreno, colaboradora de la Dra. Watanabe, entrevistaron a estas personas mayores, con la intención de escuchar lo que ellos consideraban útil para enfrentar catástrofes y lo que pudiera servir para reducir el riesgo frente a desastres. Sin embargo, no pudieron conseguir las respuestas que esperaban, sintiendo que la entrevista había sido un fracaso. A medida que siguieron entrevistando a personas mayores sobrevivientes a desastres, comenzaron a comprender que todas sus experiencias de vida, incluidas las de los desastres, estaban conectadas y no eran incidentes aislados en sus vidas. Fue entonces cuando el Sr. Sáez se dio cuenta de que merecía la pena escuchar todas sus experiencias de vida. Al escuchar qué tenían que decir, sus vidas estaban llenas de experiencias memorables, donde los desastres eran solo una parte de sus vidas.

Según el Sr. Sáez, muchas de las personas mayores entrevistadas viven solas y dijeron sentirse solas en el momento de la entrevista. Sin embargo, gracias a las entrevistas y a las interacciones con los niños de su comunidad los ayudaron a desarrollar su autoestima y mitigar su soledad. En el momento de nuestra visita, la hija de cada una de las dos personas mayores entrevistados estaba presentes, lo que resalta la estrecha relación que tienen con sus familiares. Al escuchar sus historias de vida, me di cuenta de que un factor clave para la reducción del riesgo de desastres es construir una red de vínculos estrechos con otras personas cercanas en su vida cotidiana.

La Sra. Rosa, de 74 años de edad que vive sola, durante la entrevista recibió la visita de su hija menor. Tuvo 7 hijos, uno de ellos falleció en un accidente automovilístico a los 19 años. Tras 20 años de matrimonio, se divorció de su esposo debido a violencia doméstica y posteriormente trabajó en un colegio para mantener a su familia. A pesar de las muchas dificultades en su vida, insistió en que se puede triunfar si uno no se rinde.
La entrevista realizada en el proyecto y la interacción con los niños, según sus propias palabras, la hicieron sentirse especial y feliz, ya que se sintió valorada por otras personas.

El Sr. Ulises, de 84 años de edad que también vive solo, perdió a sus padres a temprana edad y a su esposa hace 20 años. Tras participar en el proyecto, comentó que fue muy divertido intercambiar experiencias con niños de Talcahuano y que ellos lo entrevistaran sobre sus historias de vida. Su hija, quien pidió permiso en su trabajo en una farmacia para acompañarlo, se unió a él y dijo que era su tesoro y que se sentía feliz que su padre hubiera vivido esta bonita experiencia.



En Chile, la gente se saluda con suaves abrazos y besos en la mejilla. Seguimos esta costumbre local y saludamos de esta manera a las personas donde quiera que íbamos. Los chilenos también nos preguntaban por nuestros nombres y nos llamaban por nuestros nombres de pila. Nos pareció que nuestros nombres eran fáciles de recordar, Yoko, igual que Yoko Ono, la viuda del mundialmente conocido John Lennon, y Michi, que suena parecido a como como los chilenos llaman a los gatos. Nos abrazábamos, nos llamábamos por nuestros nombres de pila y dijimos “Chao” en voz alta al despedirnos. Todo esto nos ayudó a sentirnos más unidos y a hacer amigos fácilmente durante nuestra estadía en Chile.